LE CONVIENE PERMANECER EN LA B?
Por: Fernando Cárdenas/Revista
Farodeportes
@FerCardenas
Si usted vive debajo de una
piedra tal vez no sabía esto: El América de Cali está en la segunda división.
Desde el 2011, hace ya tres años, descendió, y desde entonces ha hecho todo lo
posible por quedarse en la B. Cuando digo que ha hecho todo lo posible lo digo
enserio, no es un chiste, el América se ha quedado en las puertas del acenso
todo este tiempo porque a quienes toman la decisión inmediata sobre los
resultados del equipo les conviene quedarse abajo. Como sé que esto suena a
teoría de conspiración y puro sensacionalismo (y no tengo ganas de parecerme a
Iván Mejía Álvarez, al menos por el momento) a continuación va la sustentación
de racionalidad económica sobre los resultados del equipo, no se preocupe, no
tiene que dejar de leer, va sin números.
Lo primero que hay que saber es
quién escoge que el club se quede en la B. Las directivas tienen influencia,
pero el cuerpo directivo ha hecho lo posible (aunque lo ha hecho mal) para
subir al equipo, tampoco los hinchas quieren que el equipo se quede abajo, como
bien lo demostraron los atarbanes que decidieron destruir el estadio Pascual
Guerrero, ¿y el cuerpo técnico? tampoco; los que han tomado la decisión,
racional y consiente, han sido los jugadores. La razón es muy sencilla, los
jugadores del América tienen un problema de riesgo moral muy grande y los
incentivos que tienen los llevan a actuar de tal forma que el equipo se quede.
Piénselo como si los jugadores
fueran médicos, ciertamente la mayoría hace bien su trabajo y se esfuerza lo
más posible por dar buenos resultados a los pacientes (hinchas), no obstante
los que se encuentran por debajo de la media en cuanto a eficiencia o
reputación deben empezar a actuar de otra manera porque tampoco se pueden dejar
quitar el negocio y morirse de hambre. En este caso los médicos inescrupulosos
aprovecharían que ellos no solo manejan la oferta sino que tienen la capacidad
de generar demanda, al mejor estilo del bioenergético que le dice a usted que
tiene mal yuyu y eso se quita con un tratamiento que solo él sabe hacer (aplica
también para iglesias…si señora Piraquive, la vaina es con usted). Con los
jugadores funciona exactamente igual, ciertamente en la segunda división son
muy buenos como lo ha demostrado su llegada a instancias finales del
campeonato, pero ¿serían igualmente buenos en primera división?
Hay un problema de incentivos
tenaz en la segunda división. De hecho el problema no es solo con el América.
Lo que pasa es que los jugadores de la gran mayoría de los equipos son aversos
al riesgo (le corren al riesgo, no les gusta), y además saben de primera mano
que de subir a primera división sus equipos traerán refuerzos nuevos que los
harán quedarse sentados en la banca, y no los dejarán mostrar sus talentos a
clubes más grandes o equipos extranjeros. Se estará preguntando usted
entonces ¿Y entonces por qué los equipos
chicos de la B como Fortaleza, Uniautonoma, Jaguares y en su momento Itagüi,
Patriotas, Equidad, Chicó y Alianza sí le meten ganas y suben?
Fácil, porque no tienen plata
para traer tantos refuerzos de tan buen nivel, y sus jugadores saben que al
menos por un tiempo tendrán oportunidades de mostrarse en la primera división y
esperar que algún equipo más grande se los lleve. No sucede lo mismo con los
equipos que tienen más plata como el América, o en los cuales los jugadores
saben que tienen un nivel de exposición aceptable como el Unión o el
Bucaramanga; en estos equipos los jugadores no se arriesgan a perder la poca
exposición que ya tienen. ¿Puede usted explicar de otra forma que todos se
esfuercen durante todo el campeonato, lleguen a instancias definitivas y
pierdan el partido decisivo contra equipos claramente inferiores?
El problema tampoco acaba en este
punto, si bien las directivas no han tomado la decisión definitiva de quedarse
abajo si han tenido una influencia grande sobre los jugadores que la toman. La
junta directiva del América, muy al estilo de la de Millonarios, maneja mal los
incentivos dentro del equipo. En Millonarios parecen darle más importancia a
contratar a cualquier aparecido que encuentren en Wikipedia (el que conociera a
Mbami antes de que lo trajeran es un duro y debería trabajar para la CIA) en
vez de preocuparse por cómo se sienten los jugadores, si están a gusto dentro
de la institución y de generar un ambiente propicio para el desarrollo de una
inversión; por su parte en el América están tan preocupados por echarse culpas
y porque los hinchas no dejen de ir al estadio a ver un mal equipo, que no se
han dado cuenta que ese ambiente de incertidumbre solo hace sentir a los
jugadores más inseguros del valor que representarían para la institución ante
un eventual ascenso.
Los únicos que ha salido ganando
de tener negociantes y políticos puros en las juntas de estos dos equipos han
sido los señores de Adidas, ellos han logrado darle más exposición a su marca
porque el logo sale de fondo cada vez que toca explicar los malos resultados.
Al torneo no le corresponde arreglarle el problema a los equipos, y eso del
cuadrangular de ascenso me parece una cachetada en la cara de todos los equipos
chicos pero honestos e igualmente legítimos; a quien le corresponde arreglar la
situación es a las directivas del plantel, hay que poner cláusulas de tiempo de
juego mínimo en los contratos, hay que meter a los técnicos en las
negociaciones, y sobre todo hay que dejarle saber a los jugadores el valor que
representan para una institución.
No es mi idea tampoco darle palo
a la junta directiva del plantel, lo que quiero hacer es llamar la atención al
problema principal que hay: Los jugadores no tienen incentivos para esforzarse
en las instancias definitivas. Tampoco quiero culpar a los jugadores, si yo
fuera un tipo de veinte años cuya única oportunidad de progreso es ser
adquirido por un club extranjero no dudaría ni cinco segundos para decir ‘no’
cuando alguien me pidiera arriesgar mi inversión. Lo que estoy pidiendo, como
hincha del campeonato y del fútbol nacional (si leyeron mi última columna, o me
conocen, sabrán que si me gusta el rojo pero no el escarlata americano) quiero
llamar la atención hacia un punto al cual no muchos están haciendo referencia,
a ver si se soluciona algo de una vez.
Nota no tan aparte: Señores
directivos del América, lo más humillante que puede vivir un hincha es que a su
equipo le vaya tan mal que los rivales empiecen a hacerle fuerza por pesar. Por
favor arreglen la situación que sus hinchas (los de verdad que no destruyen el
estadio por una pataleta) deben estar hasta la coronilla de que los demás
escriban columnas como esta.
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