Marco Antonio Bustos, “El Emperador”, uno de los cracks del
AM
“Qué noche la de esta noche”, su grito de fiesta y fútbol.
En www.futbolenam.com rendimos homenaje a los relatores que
nos apasionaron por el fútbol desde sus transmisiones radiales. “El emperador”
Marco Antonio Bustos, abre la serie.
Trabajaba de día y vivía de noche. Al mejor estilo rockstar.
De los de antes. Divo. Mujeriego. Toma trago. Bromista. Jugador. Generoso.
Futbolero. Auténtico. La lista termina con “un bacán” como lo confirman los
periodistas, comentaristas y demás colegas que lo conocieron durante los más de
20 años de carrera frente a un micrófono. Relató deportes como ciclismo y
baloncesto, pero fue el fútbol el que lo consagró.
Hizo lo que le dio la gana en las emisoras de las ciudades
en las que trabajó: Cali, Medellín, Bogotá. Llegó enguayabado, amanecido, pero
su talento lo hizo intocable. Hoy relataba aquí, mañana allá. Muchos le
atribuyen que su secreto fue que patentó eso de transmitir alegrías y no
tristezas.
“Emborrachó en un avión a Gabriel Camargo, el dueño del
Tolima. Perdió los documentos en Chile. Tuvimos que rescatarlo de una comisaría
en Paysandú, Uruguay. Defendió las causas que uno no se imaginaría. Qué
personaje fue este Marco“, recordó el periodista Oscar Restrepo Pérez en una
nota con El Colombiano de 2006.
Relator serio, agregó picante con sus frases durante los
partidos. Su vozarrón intacto anunciaba así, momentos particulares de los
encuentros: “y llegaaaaaamos, al fatídico minuto treeeeeceeeeeee” (con una
cortinilla de música de terror de fondo).
“Péguele de ahí, péguele de ahí”, cuando olía una jugada con destino de
gol. En los goles puso su sello propio con la trilogía: ”autooorrrrrrr;
tiempooooooooo; marcadooooorrrrrr”. Épocas de más pasión y mucha técnica.
Nunca se confirmó si era hincha santafereño pero acompañó el
grito de sus goles cardenales con el “goooooooool del orgulloso y siempre
altivo Independiente Santa Feeeee”. Sobre el minuto 85 de cualquier partido en
El Campín, inmortalizó el “ya voy señora María Luisa“, que no era otra cosa
más, que pedir una mesa en uno de los locales del “Palacio del Colesterol”, al
lado de la tribuna norte del estadio, para rematar la jornada futbolera con
fritanga y cerveza.
Lo querían todos. Los de Santa Fe y Millonarios.
Sus últimos años los pasó en Bogotá. Estuvo con Iván Mejía
en Melodía en el 1996 y lo siguió hasta el 97 en Radio Súper. Allí en esa
cabina del tercer piso de occidental numerada de El Campín, llegaba con sus
pintas de camisas coloridas con zapatos blancos.
“Disfrutaba con un gol como si fuera el último no importaba
de quién, si era visitante o local, distinto a los narradores de provincia que
no narran los goles adversarios dizque por respeto a su afición local“, recordó
el periodista Giovanny García a El Colombiano.
En 1998 murió a los 46 años por un cáncer de hígado. En su
programa diario del mediodía “Línea de ataque” de Radio Súper, Iván Mejía le
brindó su último tributo. Empezó entre lágrimas, pero no pudo. Cada historia,
cada anécdota le sacó una sonrisa.
“Se murió uno de los grandes, el mejor, con quien mejor me
entendí. Lo estimé y lo quise mucho: Marco Antonio Bustos. Nos pegábamos unas
perras (borracheras) y nos faltaron otras (risas), éramos ‘panas’”, dijo Mejía
sobre él en una entrevista a El Heraldo de Barranquilla el pasado marzo.
Faltaba poco para que relatara el Mundial de Francia 1998,
el último que jugó Colombia. “El emperatore” se fue antes. De la nueva
generación periodística nadie tomó sus banderas. Al final, fue un crack único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario