Medidas ridículas
por Cesar polania El pais.com/ Revista Farodeportes
El lunes, el alcalde Rodrigo Guerrero dijo en radio que no
sabía que hubo 18 heridos y daños millonarios en el Pascual y sus alrededores,
ocasionados por bandidos de la barra Barón Rojo. Y el martes, la secretaria de
Gobierno, Laura Lugo, anunció que la sanción para estos delincuentes era
prohibirles el ingreso de banderas y distintivos rojos al estadio durante
quince fechas. Y después nos preguntamos por qué pasa lo que pasa...
No hay derecho. A quién se le ocurre que con estas sanciones
—si es que así se les puede llamar— vamos a acabar con la violencia en el
Pascual. ¿Será que los funcionarios del comité de seguridad no leen los diarios
ni ven la televisión o nunca van al estadio? ¿Acaso en las fotos publicadas por
la prensa se ve a los desadaptados que dicen llamarse hinchas agrediendo con un
trapo rojo a la misma Policía? Las imágenes no pueden ser más elocuentes. Es
con puñal en mano que atacan estos vándalos.
Pero no se preocupen, señores aficionados de bien (me
refiero a aquellos que sí son hinchas). Habrá quince fechas en las que podrán
ir tranquilos al Pascual. Estarán a salvo. No deberán lanzarse desde las
tribunas a la cancha para salvaguardar sus vidas, gracias a que los
delincuentes de Barón Rojo no llevarán banderas ni distintivos del América.
¡Bendito sea mi Dios!
Y el martes, la Dimayor sancionó la plaza con dos fechas a
puerta cerrada para juegos del América, al tiempo que multó al equipo con ocho
millones 200 mil pesos. Una leve sanción para lo que pasó en el Pascual el
domingo pasado.
Pero aquí no para todo. Pregunto: ¿Dónde quedó aquella
famosa Ley del Fútbol? ¿Quién la aplica? ¿Hay barras carnetizadas? ¿Habrá algún
caso —al menos uno— de un hincha castigado económicamente y con cárcel por
causar desórdenes en un estadio? Esta ley no es más que un canto a la bandera.
¿Qué tiene que pasar para que el Gobierno y la Fuerza Pública por fin le pongan
coto a este fenómeno? Son más fuertes unos pocos desadaptados que la misma
autoridad...
Pongámonos serios. Es que resulta inexplicable que la
Policía diga que tiene tres anillos de seguridad en el estadio, pero a Sur
ingresen bandidos con puñales, droga y licor. Basta ya de pañitos de agua tibia
y medidas tan ridículas como la prohibición del ingreso de banderas rojas al
estadio. El Pascual necesita la presencia de la autoridad, pero autoridad de
verdad, no aquella que solo reacciona cuando los delincuentes se toman el
escenario.
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