AQUI UNA SEMBLANZA DEL COMUNICADOR
AQUI ACOMPAÑADO DE OTROS DOS COLEGAS
Roger, goles largos
G.G. Hablar de Roger es hablar en primer lugar de la voz
radiofónica más bien manejada de Colombia: Casi nunca subió su volumen pero al
aire, siempre pareció fuerte y sonora. Su voz y su narración alegre, rápida y
goles largos en el remate lo hicieron brillar desde que comenzó en finales de
los 60 y comienzos de los 70. Era la alternativa de Édgar Perea que brillaba en
Todelar. Roger en Caracol Barranquilla era voz mientras Perea era controversia.
Ambos muy rápidos pero con estilos diferentes. El maestro de
escuela chocoano triunfaba por algo que no tenía Roger, polémica y comentario.
Roger apenas narraba y siempre fue él mismo. Su consagración definitiva sería
en el Mundial de Alemania en 1974 junto a Armando Moncada Campuzano. Recuerdo
que mientras yo estaba estudiando ingenieria industrial en la incipiente
Universidad Federalista, arriba en Robledo, escuchaba todas las mañanas y por
ratos con un pequeño transistor todo el Mundial a Armando haciendo el relato en
unos partidos y Roger de comercial y en otros a la inversa.
Todo un compacto de alegría y emoción aplacadas por Hernán
Peláez que era el único comentarista del torneo enviado por la cadena. Y fue el
primer mundial en directo con trasmisiones satélites y sonidos limpios que
recibió Colombia, gracias a la primera EXCLUSIVIDAD radial que obtuvo la cadena
de don Fernando Londoño y Alfonso López Michelsen por aquella época. Caracol
fue pionera de las trasmisiones mundialistas y Roger fue el primero en contarlo
desde Alemania 74 en vivo y en directo….
Ensuncho, apellido
O.R. Araujo Ensuncho, así se presentó en una aula de la
Universidad de Antioquia, uno de los más increíbles personajes de la radio
colombiana. Yo no lo tomé en serio cuando me dio a conocer los apellidos,
pensaba que era Araújo, su primer nombre. Pero no. Eran sus apellidos, su
nombre Roger. Nunca pudo terminar la carrera de comunicación que inició en esa
época.
Era un narrador en ciernes, pero con aspiraciones políticas,
sociales, con enorme conciencia de las dificultades del país, y de lo que
deberían hacer los medios y los periodistas para tratar de resolver los asuntos
que 30 años después siguen siendo los mismos para dolor de Roger y todos los
que soñamos que hay que aspirar a un mejor país, más justo, con más compromiso
con toda la gente desvalida.
Roger era un líder natural en aquella época. Pero esas ideas
las fue cubriendo con su afición al micrófono. Primero en Medellín, luego en
Cali, más tarde en Bogota, y luego una o dos vueltas a Colombia más. La
inestabilidad lo mató. Roger nunca se pudo acomodar a una plaza sólida. Su
entorno real era Barranquilla, pero le dio tantas rondas a sus aspiraciones que
terminó sin saber para donde quería marchar.
Triunfador de jornadas
G.G. A Roger hay que abonarle siempre el relato deportivo;
nunca leyó noticias generales, ni presentó discos excepto en Barranquilla en
sus comienzos, ni hizo programas deportivos con polémicas, ni se vio en otras
actividades propias de los locutores de la época como maestros de ceremonia en
eventos musicales o en programas de televisión.
Siempre hizo radio y se le encuadró en el ámbito deportivo,
aunque escasamente en fútbol y algo en ciclismo. Su voz lo pudo proyectar lejos
en cualquier campo pero se limitó como buen costeño a la fácil, o sea, a hacer
fútbol y brillar en este deporte. Fue un gran suceso en Caracol hasta que en
comienzos de 1978 se va Perea a Caracol, allí tiene que crear una doble
transmisión para no relegar al barranquillero, propio de la tierra.
Perea es el boom por todo lo que políticamente ya representaba
en la capital currambera pero Roger era el hijo de la tierra. Y Caracol los
mantiene algunos años con doble transmisión, hasta que Roger siempre perdedor
ante Perea decide salir y buscarse rumbos en el interior.
Por Bogotá y Medellín estuvo y su suceso no fue grande pues
había llegado a la tierra donde los narradores eran tan buenos o más
impactantes como él. Había llegado tarde a competir con la generación de los
Campuzano, Pastor, Sergio Ramírez, Rafael Araújo su símil en Cali que no eran
ni familiares así mucha gente lo creyera: el uno es ñero y el otro samario;
Jairo Aristizábal Ossa, Benjamín Cuello rescatado de Venezuela donde estuvo
varios años y allí compartí tanto con él como con el mismo Roger en la Copa
Libertadores del 82, los Londoño, Paché y muchísimos más de este corte.
Por eso Roger va al interior pero pasa sin mayor suceso: En
Medellín comparto en 1982 todo el año con él. Me gustaba su narración pero
perdía sintonía por su despreocupación al aire de todo lo antioqueño, frente a
Sergio y Campuzano metidos de lleno con el público y la audición más
regionalista de Colombia.
Esa era la gran diferencia. Para los otros un gol de los
equipos de la tierra era todo un suceso para festejar y para Roger era igual
uno del local o del visitante. Allí radicó su destierro de Antioquia. Pero
relatando no tenía ningún reparo y era un narrador que me impactaba por su
precisión en las jugadas, pues casi nunca se colgaba…
Varios matices
O.R. Voz prodigiosa, llena de matices, con un precioso gol,
con una velocidad innata para llevar al oyente tras la acción. Roger, amen de
todo era descriptivo y audaz en sus posiciones como relator. En el final de los
60, desde Medellín en Todelar comenzó la proyección de su marca, más tarde fue
a Cali, desde allí logra meterse en el grupo de Caracol para torneos de
jerarquía entre ellos dos mundiales.
La suerte le volvió a sonreír, porque dio el salto a RCN,
donde forjó mucha parte de su mejor desarrollo, pero siempre dando bandazos.
Sin tener una base fija, pareciera que el destino le hubiera marcado ese vaivén
permanente. Entre todos esos giros, casi siempre retornaba a Barranquilla,
donde como una ave de estación pasaba bien, pero iba armando un nuevo vuelo
hacia al interior del país. Esa fue su vida profesional en los medios. Una
rueda suelta.
De paso por Medellín
G.G. Todo el año 82 lo viví a su lado: viajes, convivencias
en muchos sitios y compañerismo total. Buen amigo y buen compañero de viaje. Se
cuidaba al máximo de beber y fumar, no trasnochaba y su garganta la protegía
extremadamente. Fue un año difícil por la competencia que teníamos enfrente
pues nos había en RCN contratos fijos a un año para un grupo totalmente nuevo
en donde el único veterano en la cadena era Julio Arrastía Brica junto al
comercial Néstor Armando Alzate.
Se le dio la oportunidad a disjokeys de Radio Cristal como
César Augusto Tobón (gran persona y amigo), un apasionado del ciclismo y las
estadísticas, y Arnulfo Vera( hoy en Miami) que laboraba en Radio Calidad, la
emisora deportiva de la época y hoy llamada Antena dos. Habíamos llegado
Guillermo Montoya Callejas, Jorge Enrique Vanegas, Roger Araújo y yo a reforzar
ese grupo por la idea ganadora de Enrique Olano Asuad, hoy gerente de Todelar.
Armó un grupo con especialistas en cada campo (con grandes
salarios para la época) que denominábamos el Plantel Deportivo, y con prestigio
para tratar de competir con Campuzano en Todelar y Múnera en Caracol que había
reemplazado a Sergio Ramírez que se había ido a Bogotá. Múnera tenía al lado al
maestro Muñoz Ceballos mientras Campuzano con Javier Hernández ominaban la
sintonía en el estadio. Era difícil y si todo nos salía muy bien en la semana
con un gran trabajo periodístico en equipo fraguado por Guillermo Montoya
Callejas como director, los domingos las cosas se nos complicaban.
Además teníamos la fuerza del ciclismo con don Julio y César
Augusto Tobón que comenzó allí sus primeros pasos junto a Roger y Néstor
Alzate. Pero Roger se nos perdía en la semana (se iba a Barranquilla o a Bogotá
a ver su familia) y sólo aparecía en los domingos a la hora del fútbol aún sin
saber quienes jugaban y desactualizado hasta de las plantillas de los equipos
en contienda lo que nos hacía la cosa más difícil. Por eso creo que no logramos
más teniendo un narrador con un gran perfil y un gran nombre a nivel nacional….
Con muchas anécdotas
G.G. Quizá lo que más nos impactaba era su frialdad o
frescura para hacer y decir las cosas: como buen costeño parecía folclórico.
Llegaba antes de los partidos y preguntaba quiénes jugaban y cuando sonaba el
silbato apenas estaba mirando la lista de jugadores; lo gracioso es que por esa
falta de preparación, a veces, se encaminaba siempre sobre el mismo jugador y
llegaba a confundir muchas veces por ejemplo que quien llevaba el balón era Libardo
Vélez en el Medellín a quien apodó el “Activan” Vélez por aquello de sus rumbas
y guayabos, y hasta lo confundía con jugadores rubios.
Lo mismo en Nacional con el Chumi Castañeda. Era un caso
simpático y gracioso pero cuando preparaba con tiempo los partidos, o llegaba a
vestuarios dos horas antes, o estaba en semana en Medellín concentrado en su
relato era casi perfecto y sin equívocos. Lo lamentable era que no solía
suceder siempre…
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