jueves, 22 de enero de 2015

RECOMENDACIONES DEL PROFE : COPA DE VINO PARA DEPORTISTAS



Una copita de vino: Para los deportistas



Científicos chilenos descubrieron nuevas propiedades del vino. Aparte del corazón y el cerebro, la investigación demostró que el riñón se suma a la lista de órganos beneficiados gracias a los antioxidantes que contiene.
Es uno de los orgullos de Chile en el extranjero. Uno de los productos que permite al país igualarse a los grandes y también superarlos. Se trata del vino, reconocido por la ciencia como un poderoso antioxidante en el organismo humano. Su acción supera, incluso, a la de las vitaminas. Y ahora hay buenas nuevas.
Conscientes de sus beneficios, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile decidió llevar a cabo un trabajo que demostrara que la acción de los antioxidantes contenidos en el vino no sólo es beneficiosa en la prevención de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, sino también en las del riñón.
Liderados por el doctor Ramón Rodrigo, jefe del Laboratorio de Fisiopatología Renal, el equipo emprendió su trabajo en 1999. "Postulamos como hipótesis que el riñón era otro órgano que podía ser protegido por el vino", explica el médico. Si bien se reconocía al estrés oxidativo (proceso provocado por la acción de los radicales libres) como una de las causas del daño a este órgano, hasta ese momento no existía en el mundo ningún estudio científico que considerara al riñón como otro beneficiario.
La hipótesis fue aceptada y publicada en la revista Free Radical Biology and Medicine, la más prestigiosa sobre radicales libres a nivel internacional.
VINO TINTO MILAGROSO
Trabajar sobre la hipótesis requería de una acabada selección del vino a estudiar. El profesional cuenta que en 1998 se realizó en Escocia una evaluación de mostos de diversa procedencia geográfica. Una cepa de cabernet sauvignon chileno de la zona de Lontué, demostró tener, entonces, el mayor contenido de polifenoles, sustancias antioxidantes que se encuentran en la piel y en las pepas de la uva. La mayor o menor cantidad de polifenoles es variable y no depende de la cepa, sino también de la interacción genética con el medioambiente. Es así como una misma cepa puede tener distinto rendimiento si se produce en otro país, e incluso, dentro del mismo territorio hay variaciones según la región en que se ubica la planta.
La vid fabrica los polifenoles para defenderse de la radiación del Sol, lo que los convierte en una especie de filtro contra los efectos nocivos de los rayos solares. Eso explica también el hecho de que estos antioxidantes varíen en cantidad según la cosecha.

El más alto contenido de polifenoles se descubrió en tres cepas de vino tinto: cabernet sauvignon, merlot y pinot noir. No ocurre lo mismo con el vino blanco, debido a su forma de elaboración, en que los antioxidantes se separan en el proceso de fermentación y no quedan en el líquido.
Pese a la evidencia acumulada sobre los vinos tintos chilenos, este grupo de estudiosos quiso realizar sus propias mediciones. Tomaron, entonces, muestras de vino de distintas regiones geográficas de nuestro país, proveniente de cosechas del mismo año, para quedarse, finalmente, con vino elaborado por una viña de Cauquenes. Al año siguiente trabajaron con otra cepa de la zona central.

RIÑONES PROTEGIDOS
Probar la hipótesis significó llevar a cabo un trabajo de laboratorio con cuatro grupos de ratas adultas. El doctor Rodrigo explica que un grupo recibió sólo vino en vez de agua, "el que bebían con gusto, pues su organismo metaboliza rápido el alcohol". Un segundo grupo ingirió una solución de alcohol de 12,5 grados, equivalente en concentración al producto que se estaba utilizando. Al tercero se le administró el mismo vino, pero desalcoholizado, mientras que el último tomó solamente agua.
Los animales mantuvieron ese tipo de ingesta durante dos meses, tras los cuales se procedió a provocar en ellos un daño renal mediante una inyección intramuscular de glicerol. El especialista aclara que este método está caracterizado en la literatura médica como forma de producir insuficiencia renal aguda. El glicerol libera un agente tóxico para el riñón (mioglobina), el que causa la enfermedad de manera muy rápida. "Dentro de 24 horas, la rata no orina porque los riñones no funcionan".
Los análisis a las ratas se iniciaron seis horas después de ser inyectadas, con resultados evidentes y sorprendentemente claros.
Para evaluar la función del riñón se miden los niveles de creatinina en la sangre, sustancia que se elimina por la orina como parte del proceso de depuración normal en el organismo. Cuando el órgano falla, la eliminación no se produce y la concentración de la sustancia en la sangre se ve aumentada. En el grupo que bebió sólo agua se pudo constatar un daño severo de la función renal. "A las seis horas, la creatinina se había triplicado en la rata que consumió agua -cuenta el doctor Rodrigo-. Sin embargo, las que habían recibido vino mostraban un aumento discreto de la creatinina, y el daño funcional en sus riñones era leve". También se pudo comprobar una protección de este órgano en las que ingirieron vino desalcoholizado.
Como la aceptación por parte de la comunidad científica no fue inmediata frente a los exitosos resultados, se intensificó el estudio. En el equipo multidisciplinario, cada miembro se dedicó a estudiar los aspectos de su especialidad, con el objeto de reunir más evidencias y conseguir un mayor acercamiento a los efectos del vino sobre el órgano completo.

El investigador expresa, con satisfacción, que las conclusiones fueron publicadas en la revista Nephrology Dialysis Transplantation, lo que constituye un verdadero reconocimiento. "Nos tomó unos dos años para que se convencieran. Hoy ya es una hipótesis probada", agrega.
Así, los datos aportados por este grupo de científicos chilenos proporciona bases racionales para incluir a los antioxidantes en el arsenal farmacológico contra las enfermedades renales.
LOS RADICALES LIBRES
Combatir la acción de los radicales libres en el organismo es una tarea que se puede llevar a cabo mediante la ingesta de antioxidantes, los que se encuentran en alimentos como las frutas, las verduras, el té y el chocolate. Los radicales libres son moléculas que se producen normalmente en el metabolismo celular, formándose y degradándose permanentemente. Pero cuando su formación supera una cierta tasa, se está frente a un estrés oxidativo. La exposición a sustancias tóxicas, el humo del cigarrillo, la diabetes y la hipertensión son algunos de los motivos de formación de estas moléculas. En un buen número de patologías se observa una exacerbación de los radicales libres; es el caso de la preeclampsia, la hipertensión arterial, las alteraciones del hígado por obesidad mórbida y las enfermedades renales.
Consumir productos que contengan antioxidantes es una forma probada de protección, pues sus enzimas transforman a los radicales libres en moléculas inertes. Y los polifenoles son los más poderosos. La potencia de su acción -que además tiene efectos antiinflamatorios- los hace superar incluso a las vitaminas C y E.
Nuestros vinos, por esto, ejercen una noble función. La ingesta diaria de vino tinto protege al organismo si se consume en la dosis indicada; una copa diaria de 100 ml, en el caso de las mujeres, y dos copas al día para los hombres pueden prolongar la vida al disminuir las probabilidades de infarto al miocardio, de infarto cerebral, de enfermedades renales e incluso del cáncer.
El doctor Rodrigo agrega que su equipo se encuentra ahora desarrollando un trabajo sobre hipertensión arterial. A ratas hipertensas se les han administrado vitaminas antioxidantes, comprobando en ellas un gran descenso de la presión arterial.
Las investigaciones del grupo de científicos chilenos intentan establecer las bases para el tratamiento de otras patologías provocadas por la acción de los radicales libres. Tras diez años de arduo trabajo, su proyección es contribuir al tratamiento de estas enfermedades -hipertensión arterial, preeclampsia, daño hepático por depósito de grasas en el hígado y enfermedades renales- que en muchos casos debe hacerse de por vida, con los consiguientes efectos secundarios. Poder tratar alteraciones crónicas con antioxidantes evitaría los efectos no deseados y agregaría un beneficio, como es la prevención de muchas otras alteraciones, en las que el estrés oxidativo pueda participar, de alguna forma, como mecanismo de producción.

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