miércoles, 10 de septiembre de 2014

deporte- terapéutico

PUEDO HACER NATACION EN EMBARAZO????

About.com/ revista Farodeportes




La natación en el embarazo sí es permitida y hasta es considerada uno de los mejores deportes para las mujeres embarazadas. Sin embargo, debes tener ciertas precauciones cuando realizas este deporte.
EMPEZAMOS CON LAS VENTAJAS DE LA NATACIÓN EN EL EMBARAZO:
Es un ejercicio aeróbico que ayuda a transportar sangre y oxígeno de forma más eficiente por todo tu cuerpo, lo que también beneficia a tu bebé.
Puedes ejercitar la mayoría de tus músculos sin que tus articulaciones sufran por el impacto.
Las mujeres que practican la natación en el embarazo tienen un riesgo levemente menor de dar a luz de forma prematura o tener un bebé con malformaciones congénitas (comparado con mujeres que no realizan ningún tipo de ejercicio durante el embarazo, según un estudio publicado por los Institutos Nacionales de Salud Pública.
Mantenerte activa durante estos nueve meses te ayuda a controlar el aumento de peso en el embarazo.
El riego de una lesión es bastante bajo.
Es el único deporte en que no importa cuánto peso ganes o cuánto crezca tu panza.
Algunas mujeres aseguran que la natación también les ayuda a aliviar las náuseas en el embarazo, a aumentar sus niveles de energía y a dormir mejor.
El agua tiene efectos relajantes, tanto psicológica como físicamente.
La natación te ayuda a mantenerte en forma, y una buena condición física en el embarazo ayuda a que tu parto sea más sencillo –o menos difícil, como lo quieras ver. Los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) recomiendan que realices una actividad aeróbica de intensidad moderada 150 minutos a la semana.
Como con otros ejercicios en el embarazo, si eres nadadora habitual puedes continuar tu rutina. Si no sueles practicar este deporte, empieza despacio, no te esfuerces más de la cuenta, y consúltale a tu médico antes de iniciar una nueva actividad física.


PRECAUCIONES

Evita nadar justo después de comidas grandes. Recuerda que debido a las hormonas y cambios en tu sistema digestivo, eres más propensa a tener náuseas, reflujo gástrico e indigestión. La natación, con sus cambios de posición y movimiento constante, pueden agravar este problema.
¡Respira! Una nadadora profesional puede hacer este ejercicio sin afectar su ritmo respiratorio; otras, con menos experiencia, quizá sostengan la respiración bajo el agua, inhalen más aire de la cuenta y lo exhalen de una vez, o aceleren su ritmo respiratorio demasiado. El objetivo al nadar es respirar con calma, como lo harías fuera del agua, y es importante mantenerlo así para evitar mareos y para que la oxigenación a tu cuerpo y al bebé sea estable. Para hacer esta tarea más fácil, puedes utilizar una mascarilla y tubo de respiración (snorkel).
Aunque seas una clavadista experta digna de los acantilados de Acapulco, en el embarazo la mejor forma de entrar al agua es por las gradas o escaleras. Recuerda que debes evitar impactos en tu vientre y caídas.
Utiliza el estilo de natación que te sea más cómodo y evita agitarte.
No debes nadar si tu fuente se revienta o tienes sangrado vaginal. En estos casos, consulta primero a tu médico y sigue sus instrucciones.

Mantente hidratada. Estás en el agua y no tienes calor, pero recuerda que debes hidratarte y descansar como lo harías al realizar cualquier otro ejercicio: antes, durante y después de hacer deportes.

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