miércoles, 24 de septiembre de 2014

REFLEXIÓN DEL DÍA


 . La Semilla del Bambú Chino:


Autor desconocido/ Revista Farodeportes


Un joven horticultor siembra una semilla de bambú chino, y aunque él sabe que necesita cuidado, dedicación y paciencia, no se espera la lección de vida que esta planta, generosamente, está por regalarle.
El horticultor la riega, le cuida su tierra con vitaminas y abono, le habla, le cuenta de su vida, le dedica tiempo y pensamiento, está con ella en su rutina de cuidado… ¡pero pasa el tiempo y la semilla no responde! El horticultor le pregunta: ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué no veo tu avance? ¿Es que acaso he estado perdiendo mi tiempo? ¿Es que a caso no vale la pena?, y a punto de tirar la toalla, pasó un viejo horticultor y le dijo que tuviera paciencia, que sí valía la pena.
El joven horticultor se dijo a si mismo: - voy a apegarme a ti con todas mis fuerzas, voy a creer en ti con toda mi convicción, voy hacer por ti todo lo que esté a mi alcance, y estaré atento a lo que pueda aprender durante el camino; porque este es mi gran deseo, porque este es mi gran propósito.-
Pasan 6 años para que aparezca sobre la tierra un pequeño brote del bambú chino… Y SORPRENDENTEMENTE, EN SÓLO SEIS SEMANAS CRECE 30 METROS DE ALTURA.
Dicen que tardó 6 semanas en crecer, cuando realmente duró 6 años y 6 semanas.
La dinámica del bambú chino es echar una red de raíces fuertes horizontales y verticales que le permiten crecer, experimentar las alturas, y ser flexible ante los embates de la vida. Esa es una excelente lección.
Muchas veces los resultados que esperamos no se ven tal y como nosotros pensábamos, no cumplen ni remotamente nuestras expectativas. Invertimos esfuerzos, tiempo, amor, dedicación por aquellas causas que nos mueven porque son nuestro gran deseo, nuestra gran convicción, y no vemos los resultados de forma inmediata y tenemos un dialogo interno confundido, abatido, y contrariado; un dialogo que se debate entre la razón y el corazón.

Esperemos con paciencia, escuchemos todas las señales, fortalezcamos nuestras raíces, nutrámonos con pensamientos de optimismo, y usemos la perseverancia como nuestra oración diaria, como nuestro mantra de vida.

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