jueves, 23 de octubre de 2014

REFLEXION PARA HOY



LA GUACA


Revista Farodeportes

Les voy a relatar algo que sucedió: Corría el año 1990  era jueves santo dos jóvenes querían comprobar si era verdad que sobre la media noche  de ese día habría señales de tesoros enterrados por los indígenas hacia cientos de años. Los campesinos habían visto en ese sector que tarde de la noche especialmente durante la semana mayor se presentaban por ejemplo llamaradas que ellos señalaban como lugares para buscar y encontrar tesoros ( Narigueras, vasijas y objetos que los antepasados hacían para luego lucir) . La creencia de algunas culturas era que se les debía enterrar con objetos para su largo viaje.
Estamos haciendo mención a la cultura Calima cerca al lago que lleva su mismo nombre aledaño al municipio de calima. Pues bien… llego la noche de aquel jueves y con ella el sueño de tal forma que los dos hermanos  quedaron profundamente dormidos, pero antes de que sucediera eso hicieron la promesa de levantarse justo hacia la media noche.
Aquella casa donde descansaban en ese momento estaba ubicada en una especie de montaña rodeada de cafetales, monte y mucha naturaleza. De allí se divisaba gran parte del caserío del sector.
El silencio era total solo perturbado por los grillos y las luciérnagas que revoloteaban presurosas, en el cercano monte aullaban los pequeños lobos al ver la esplendorosa luna.
Sucedió que de repente los sonidos nocturnos cambiaron drásticamente, golpes de tambor indio surgieron a lo lejos confundiéndose con el viento, estos  eran melodía para uno de los muchachos que se inclinó ligeramente sobre su lecho para enterarse que era de verdad , sacudió la cabeza y agudizo el oído, era lo que estaba esperando, esa señal traería alguna fortuna ancestral? Los tambores se escuchaban más cerca de su habitación y con mayor fuerza.  A pesar de que era lo que estaban buscando sintió temor y empezó a temblar como una rama de un árbol cuando la azota la fuerte lluvia. No le quedo otro camino que estrujar fuerte a su hermano que dormía pesadamente, los tambores estaban ya en el pasillo de la casa ,por  fin despertó su hermano quien expresaba que no escuchaba nada, pero también agudizo el oído y dio la razón al otro . Ya eran dos los que escuchaban el fino tamborileo. El siguiente paso era abrir la puerta y salir a ver qué era lo que estaba pasando, pero entre ese proceso  tan indeciso  de salir o no … y al levantar la voz los sonidos se fueron alejando poco a poco así como habían llegado. De esta forma cuando se decidieron a salir… ya no había sonidos y la esperanza de hallar indicios de Guacas se esfumo.
Moraleja: no tengas miedo a escuchar propuestas diferentes quizás es tu gran oportunidad. Solo debes evaluar y actuar si es de tu conveniencia. AUTOR CAMILO GUTIERREZ


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